miércoles, 20 de enero de 2010

Los Traicionados


Él no podía creerlo, aquella chica tan bonita y atrevida le estaba ofreciendo un papelito con su número de teléfono. Ella tampoco podía creerlo. Nunca creyó que fuera capaz de hacer una cosa así. Pero desde que el chico entró en la sala no pudo dejar de observarle. La había cautivado como nunca nadie lo había hecho. Varias personas, que habían oído la espontánea declaración, se acercaron disimuladamente para presenciar el desenlace. Todo estaba en manos del chico que, si ya era sospechoso de timidez, encima soportaba la carga de sentirse observado.- Gracias, pero no estoy interesado- dijo sin mirarla a los ojos y se marchó. A la chica le quedó un ridículo muy entrañable y un pequeño escozor en la sonrisa. A los espectadores de tan insólita escena suspiros y murmullos. Pero a él… a él le cayó una sombra en lo alto y, a la vuelta de la esquina, se topó consigo mismo en un choque brutal que lo frenó en seco. Volvió.

-Hola- dijo dejando mudos a todos.

-Hola- respondió tímidamente la chica.

-Verás, he visto que ese chico ha salido pitando de aquí… - La chica no supo muy bien de qué hablaba - …y bueno, me he dicho a mí mismo “ese tipo debe estar loco para rechazar a una chica tan encantadora”. ¿En qué coño estaría pensando? - Ella sonreía sorprendida, clavada por las miradas de un público cada vez más entregado. El chico había vuelto con aquel fingido teatrillo y ella no hizo otra cosa que seguirle el juego.

-Pues sí - dijo - debía estar loco. Pero reconozco que yo nunca he tenido buen ojo para los hombres.

-Lástima que la suerte no salte de persona en persona como un canto lanzado sobre agua.- Y mirándola fijamente a los ojos gritó para regocijo de los allí presentes - ¡Descarga ahora tu certera flecha! ¡O Cupido tantas veces enemigo! ¡Enterremos el hacha ahora que tengo sus pupilas en las mías! ¡Pactemos: seré por siempre tu lacayo si por tu intervención divina ese papelito llega a mi mano! - Ella alargó el brazo y le ofreció el papel. Los indiscretos espectadores murmuraban y se codeaban entre ellos. El chico cogió el papel, lo guardó y se retiró haciendo una reverencia. El público estalló en aplausos y aquella biblioteca no volvió a albergar un teatro de amor tan espontáneo en toda su larga vida.

Quisieron amarse durante un tiempo, pero poco duró. De vez en cuando aún se preguntan. Ella por aquel tímido chico que la rechazó. Él por qué Cupido le traicionó.

3 comentarios:

  1. Curioso el relato. Siempre he defendido que el azar y el amor están emparentados.

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  2. Ella quería al otro... como me gusto este relato... vengo de pasear de un blog en otro y cai aca. Me encanto... Te mando un abrazo..

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  3. jajajaja...éstas son las cosas que nos perdemos los tímidos! Hasta Cupido se aburre...:-P
    Saludos! Y encontré tu otro blog!
    Mola!!

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